ESCENARIO.

Una calle de cualquier ciudad de occidente.

La hora es avanzada.

Un grupo de jóvenes, platica.

René, 25 años, rubio, atractivo y de mirada feraz.

Marya, 28 años, como n lentes y cara y aire de intelectual.

Mirta. De 30 años, con mirada tierna y risa alegre.

Adiel. De 22 años, el más joven y acelerado del grupo.

Vive para el momento.

Al abrirse el telón, hablan.

I CUADRO.

René. (En sus ojos se advierte temor) Han dicho en la Radio que el fin se acerca.

Marya. Eso es clásico. Cada fin de año, están pronosticando una desgracia.

Mirta. Eso no significa que esta vez no sea cierto.

Adiel. Ustedes son como los gansos de mi tía Polevna. Solo graznan pero no espantan.

René. No se trata de ideas. Apofis ya está a la vista.

Mirta. Sin embargo, nadie sabe si de verdad va a pegarnos.

Mayra. La verdad es que estamos en el azar… la suerte es lo que nos define.

Mirta. Desde hace más de 7 años, se ha asegurado que la Tierra sería impactada por Apofis, el dios de la destrucción.

Adiel. (Señalando hacia arriba, y viendo también).

Miren la noche estrellada. Esa luz que ven es Apofis.

(Todos ven hacia arriba).

René. Yo pienso que el destino ya está marcado.

Adiel. O sea, vamos a morir.

Myrta. No precisamente.

Marya. Debemos ser más optimistas. El ángulo de inclinación de Apofis sugiere que somos su destino final… pero es imprevisible si va cumplir el pronóstico.

Mirta. Ojalá y rompa las reglas.

(Con inquietud, cada uno mira a los demás, mientras el telón cae terminando el primer cuadro).

II CUADRO.

Narrador. Han pasado varios meses, y la incertidumbre por la llegada de Apofis es cada vez mayor.

Escenario. Dos sillones cómodos.

Los amigos, están reunidos en casa de Adiel.

Mirta. De acuerdo a los pronósticos del experto de la NASA, técnicamente Apofis ya está encima.

Adiel. No hay que perder la esperanza.

Marya. La esperanza es lo último que me queda.

René. Yo soy realista. Si viene hacia nosotros…¿Qué podemos hacer ? (Se encoge de hombros) ¡Nada !

Mirta. No seas pesimista. NASA y otros están intentando destruirlo.

Adiel. (En franca carcajada) ¿Y… con qué ? ¿Piedritas ?

Mirta. Bombas atómicas.

Marya. Eso puede dañar la capa de ozono.

Adiel. ¿Cuál capa ? Ya ni sirve.

Mirta. Pero algo detiene los ratos uv.

René. Pero las bombas tienen que desviarlo.

Mirta. Solo un milagro.

(De súbito, se oye un estruendo y la casa tiembla. Todos se levantan y se miran con angustia).

René. ¿Será el fin ?

(El telón cae terminando el segundo cuadro).

(CONTINUARÁ).